Se trata del Ratón Pérez.
Es un personaje de leyenda muy popular entre los niños.
Cuando a un niño se le cae un diente lo coloca debajo de la almohada mientras duerme y, según la tradición, este personaje se lo cambia por un pequeño regalo o por monedas.
Cuenta la historia que el origen del Ratón Pérez se remonta al año 1894, cuando la Reina Doña María Cristina, le encomendó la creación de un cuento como regalo para su hijo, el niño Rey Alfonso XIII, con motivo de la caída de un diente, a los ocho años de edad (hacia 1894).
El cuento narra el viaje que llevan a
cabo el pequeño rey Buby I, apelativo que la Reina madre daba a su hijo, y el
Ratón Pérez, un pequeño ratoncito que acude en respuesta a la carta que le
escribe el monarca por la caída de un diente que coloca bajo su almohada.
Cuenta la historia que el Ratón Pérez, pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja terciada a la espalda se apareció al Rey y, tras mantener una interesante conversación en la que el roedor hace gala de una conversación variada e instruída que emboba al soberano, éste lamenta tener que despedirse pues tiene que continuar con su tarea y entregar su regalo a Gilito, un niño pobre al que también se le había caído un diente.
Buby le pide que lo lleve con él y el Ratón Pérez, no sin antes pensar en la responsabilidad que asumía, accede tocándole con su cola y convirtiéndolo en ratoncillo. Una vez en marcha se dirigen a la caja de galletas donde vive el roedor con su familia para recoger el regalo para Gilito. Junto a ese pequeño el rey Buby I conoce la miseria y descubre cómo viven sus pequeños súbditos.
Cuenta la historia que el Ratón Pérez, pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo y una cartera roja terciada a la espalda se apareció al Rey y, tras mantener una interesante conversación en la que el roedor hace gala de una conversación variada e instruída que emboba al soberano, éste lamenta tener que despedirse pues tiene que continuar con su tarea y entregar su regalo a Gilito, un niño pobre al que también se le había caído un diente.
Buby le pide que lo lleve con él y el Ratón Pérez, no sin antes pensar en la responsabilidad que asumía, accede tocándole con su cola y convirtiéndolo en ratoncillo. Una vez en marcha se dirigen a la caja de galletas donde vive el roedor con su familia para recoger el regalo para Gilito. Junto a ese pequeño el rey Buby I conoce la miseria y descubre cómo viven sus pequeños súbditos.
Durante su aventura Buby aprende valores como el buen gobierno de sus súbditos, la generosidad y la valentía.
Su manuscrito se conserva, desde 1894, en la biblioteca del Palacio
Real.
El ratón vivía con su familia dentro de una gran caja de galletas,
en el almacén de la entonces famosa confitería Prats, en el número ocho de la calle del
Arenal, en el corazón de Madrid, a unos
cien metros del Palacio Real. El pequeño roedor se
escapaba frecuentemente de su domicilio y, a través de las cañerías de la
ciudad, llegaba a las habitaciones del pequeño rey Bubi I (Alfonso XIII)
y las de otros niños más pobres que habían perdido algún diente, despistando a
los gatos,
que siempre estaban al acecho.
Años después este ilustre personaje
ha recibido un merecido reconocimiento, tras estar años y años llenando de
ilusión los sueños de los más pequeños.
El Ayuntamiento de Madrid el 5 de Enero
de 2003, rindió un homenaje a este ratoncito de leyenda instalando una placa
conmemorativa en la calle del Arenal, número 8, de Madrid, el
mismo lugar donde el padre Coloma situó la vivienda del roedor, con el
siguiente texto: Aquí vivía, en una caja de galletas, Ratón Pérez, según el
cuento que el padre Coloma escribió para el niño Rey Alfonso XIII.
Nosotros también tenemos en el cole a nuestro peculiar Ratoncito Pérez:
Y cada vez que se le cae un diente a nuestros pequeños se lleva a casa un pequeño recuerdo con una poesía muy bonita sobre este sorprendente personaje.
Seguro que están todos nuestros Chiribitas como locos porque les visite el Ratoncito Pérez, a nosotros en casa nos ha venido muy bien los consejitos del ratoncito, puesto que Óscar era un poquito perezoso con el cepillo de dientes y ahora genial.
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